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Hoy: Poets of the Fall - Everything Fades
*Ains*

lunes, junio 25, 2012

A reírse a la playa

Vuelvo a la rutina habitual: tengo mi ordenador, estoy feliz de haber recuperado mi carpeta de música, mis dibujos y mis series y películas tan deseadas. Aparte está el cuidar como siempre de los perritos y hacer cosas con la familia aprovechando que al verano por fin le ha dado por manifestarse en la época que le corresponde... supongo...

Hoy hemos amanecido por aquí con una calima der carajo que nos tiene sudando y cagándonos en todo lo que nos es posible sin que nos lleguen a denunciar por pasarnos de blasfemos o de guarros, según se mire. Y yo no estoy aún en la piscina...

No, no pongan esa cara de sorpresa ni se queden ojipláticos que el asunto tiene una explicación sencilla:

Yo fui al polideportivo a apuntarme y me suelta la chica que están reparando la piscina de aquí mi pueblo y hasta el mes que viene no está disponible, pero que si quería apuntarme, me tendría que ir a la piscina del pueblo de al lado a bañarme. Evidentemente, tras el momento 'puntos suspensivos' recogí mi tarjeta y declaré que me apuntaba el mes que viene; compréndanme, me sigue saliendo más barato salir de mi casa y subir la cuesta de las cuatro calles que bajar desde las nueve de la mañana en coche hasta maspalomas para ir a una piscina de la que, encima, no guardo buenos recuerdos: Allí iba a nadar cuando era pequeña y cuando estaba en el instituto... de pequeña empujé a mi hermano al agua de esa piscina por pensar que no se atrevía a meterse y él se vengó años después haciéndome lo mismo cuando yo subía por la escalerilla en otra piscina; el resultado fue muy distinto porque a diferencia de él, que cuando se lo hice fue por total inocencia e ignorancia (5-6 años) y no se hizo NADA de daño, cuando él me lo hizo eramos algo más mayores (12-14 años; a esas alturas inocencia había poca y cabronismo mucho) yo estaba subiendo por la escalerilla y por el empujón se me trabó la pierna entre dos escalones y no sólo me la raspé tanto por arriba como por abajo hasta que el turquesa de esa zona de la piscina se volvió carmín, a saber por qué *sarcasmo off*... por no hablar de que casi me ahogo porque anda que no me las tuve que apañar para enderezarme.

Y la etapa del instituto no mejoró nadita de nada; pero en fin, para qué entrar en detalles: lo pasé de pena, ya está. Lo recuerdo más porque son experiencias que más adelante te endurecen y las miras con el orgullo de que no acabaron contigo, pero hasta ahí para de contar.

Total, a lo que iba: que hace calor, así que mis padres, los perritos y una servidora aquí chorreando agua salada (si mi madre termina de ducharse primera, chorrearé agua perfumada ) ahora mismo han ido un par de días a la playa.

Esto no tendría mucho que rascar si no fuera porque... bueno, para empezar, mi madre tiene preferencia por las playas de piedras... sí, esas que tienen piedras y la arena está así como a veinte o treinta metros si te da por caminar hacia delante en el agua. Si tienes los ovarios bien dispuestos a intentar llegar donde la arena, para cuando estés allí lo más probable es que los pies no toquen fondo, mejor no internarse tanto, y arriesgarse a que se te queden los tobillos por caminar en las rocas tiene menos riesgo; o no, según se mire.

Porque una es canaria y lleva años yendo a ese tipo de playas, puedo correr por las piedras con las chanclas y los pies húmedos y no me caigo, se me resbalará una si acaso pero antes se me sale la chola y piso un pedrolo afilado que caerme, una tiene equilibrio y orgullo y no quiere hacer el ridículo ante sus padres. Pero recordemos que son TUS PADRES, tarde o temprano te encuentran el punto por el que saben que cojeas o harás algo que llame a sus carcajadas.

Y eso me pasa a mi fijo en la playa esta.

Empezamos por meterme en el agua poco a poco, está la marea alta y hay un olejae del quince, y cuando estaba entrando, como voy sin las chanclas y encima sin las gafas, me termino pegando un resbalon, yo que me quería meter poco a poco porque hará calor pero el agua está tan helada que creo haber visto pingüinos saliendo a tomar café hirviendo, así que el resbalón me hace empaparme enterita y berrear con la voz más aguda que de costumbre un 'IIIH ESTÁ HELADA' que consigue que mis padres se partan la caja a lo Skeletor.

No pasa nada. En espera de que se calme un poco la marea y baje, me siento en la orilla a llamar a mis perritos, y tanto Mati como Leo se atreven a entrar en el agua, pero con el enano hay que tener cuidado, sigue siendo pequeñito y con esas olas como no vayamos con ojo se lo llevan; no solo no se lo llevaron -afortunadamente- sino que el tío nadó hacia mí y me rascó el muslo, dejándome una bonita raja. Y lo que duele al tenerla metida en agua salada, oye, indescriptible.

Eso el primer día, el segundo más o menos lo mismo, volví a pegar un resbalón cuando quería entrar poco a poco, y como hace menos viento al menos el oleaje no es tan salvaje, PEEEEERO no hay que fiarse, porque allá voy yo toda decidida a meterme a nadar, cuando 'algo' me roza la pierna, y reconozco ese tacto que a mi me parece baboso, gomoso y francamente repulsivo; o hablando corto y claro: me da REPELÚS.

Sí gente, les hablo de las ALGAS; eso que en el japo me las puedo comer perfectamente siempre que no entre en contacto con mi piel. No-lo-soporto, y mi madre lleva años comprobándolo; es rozarme un alga y paso de estar en el agua elegantemente nadando y disfrutando, con todo mi pelo Godiva ondeando en la superficie cual si fuera una sirena a convertirme en Jesucrinbolt; mitad Jesucristo, mitad Usain Bolt.

Total, que salí del agua gritando 'HAY ALGAAAAS' como si estas fueran los tentáculos del mismo Chtulhu, dejando una estela que ya la quisiera una lancha ultramoderna, y mis padres se descojonaban a gusto, más porque cuando iba por seco una piedra de lo más simpática me impactó en todo el tobillo, logrando que caminara igual que House, provocándoles más risa y que yo me terminara cagando en la isla voladora. La cosa terminó conmigo sentada tomando el sol y mirando a mis perritos correteando tan contentos jugando cerca del agua y persiguiendo a mi madre, cuando noté otra vez ese tacto baboso-gomoso-repulsivo en la pierna: el gracioso de mi padre me estaba tirando algas desde la orilla, haciéndome de nuevo gritar y berrearle que se fuera a la porra; aparte de para molestarme es que no sé todavía como explicarle la diferencia entre tenerle miedo a algo y tenerle repelús, que no es lo mismo, vamos, y no le entra en la cabeza.

Vamos, que por lo menos mis padres se lo pasan de miedo, a costa de reírse de mi, pero se lo pasan bien, que es lo que cuenta, digo yo.

Hasta aquí con las anécdotas de turno, besitoss.

2 comentarios:

Deka Black dijo...

Pero que padre más puñetero que tienes, mujer. Aqui... han cerrado las piscinas. No hay, ya no, vamos. siguen en pie, pero sin poder usarse, y todo despues de la millonada que se gastaron. Ni idea de porque, la verdad.

Pero a ti a ver si te la arreglan pronto la tuya y hay alguien que se puede refrescar, ;)

Zanthia Khalá dijo...

La piscina sigue sin abrir 9_9 abroneeee