Señoras y señores... harta de las Elecciones

Como sabréis, es un deber cívico que te eligan para intervenir como interventor en las urnas el día de las votaciones y blablablah yadayadayada digodigodigo, no?
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pues sí, me tocó ayer a mi, representando al partido de la amiga de mis padres, junto con mi padre, no se vayan a pensar que me tocó a mi sola. Procedo a redactar mis impresiones, los sucesos y demás del día de ayer... a fin de quitármelo de encima, porque casi me da un ataque y si no lo digo para desahogarme me da un tekelili!!

Que me dijeran hacía una semana que me tocaba ir... vale, me tocó jeringarme, apechugar y callar y demostrarles a mis padres que soy lo suficiente madura para afrontar esas situaciones, por mucho que me pesase, así que no me quedó más remedio y dale que tumba, te esperas hasta el sábado que toca.
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No pudo empezar mejor, oye (el medidor de sarcasmo acaba de reventar; esperen que me compre otro y ahora sigo relatando). La noche anterior, cuando me iba a acostar, estaba en el baño haciendo las tareas propias del lugar, cuando vi algo de sangre, y temiéndome lo peor, tomé las medidas necesarias (o sea, me puse una compresa, vamos) y me fui a la cama. No tuve que esperar a que amaneciera, porque a las 4 de la mañana me desperté con un terrible dolor de tripa que me tuvo toda la maldita noche retorciéndome entre las mantas mientras me cagaba en todo lo que se me iba ocurriendo. Como no podía dormir de lo que me dolía, pasada una hora (ya eran las 5) bajé a tomarme una pastilla para que se me quitase el dolor. Pues no, no se me quitó! otra hora retorciéndome en la cama y dándole patadas al colchón; ya dieron las 6 y no había dormido nada, así que bajé a ver la tele, y tuve que subir otra vez para enchufar nosequé y bajar de nuevo. Al final me dieron las 7 de la mañana y seguía sin poder dormir y se levantaron mis padres.
Aquello empezaba a las 8, así que me vestí y tras llevarme lo indispensable (léase, el mp3, ropa íntima de recambio y completemos de aseo de mujeres (sí, las compresas y toallitas húmedas, qué pasa?!)) , me subí al coche. Encima el evento de las urnas se dio en mi antiguo colegio, donde tan canutas las pasé, pero me callé. Eso sí, no pude ir al baño en todo el día (tantos años y ese lugar sigue pareciendo un vertedero, te dan infecciones solo con mirar la puerta del baño XP puaj!!) Aquello iba de mal en peor; nos hicieron sentar en sillitas de niños de 3 años! el dolor de culo que pillamos fue indescriptible, encima las mesas eran echas a ese tamaño, por lo que los dolores de espalda también fueron más dolorosos que los que ya tengo de por sí con la maldita regla a cuestas.
Dolorida de cabeza, de culo, de espalda, de tripa y mareada, tenía unas ganas de gritar tremendas, pero aguanté alto. Total, algunas personas que vinieron a votar por las mañanas y yo todo el rato marcando con un rotulador azul sus nombres y un contador de gente que había votado, a bolígrafo, claro está. Casi no venía nadie, así que tooooooooda una hora allí sentada, con el culo volviéndoseme un cuadrado perfecto y sin poder enchufar el mp3 durante algunos ratos, por si venía alguien, para no apagarlo de golpe y que la pila me durase menos que un Kilométrico Boomer a la hora del recreo.
Los adultos allí presentes, incluídos mi padre, podían entablar conversaciones interesantes, o con cachondeo, de las que yo no entendía a menudo o simplemente no entraba; es decir, que solo mi padre me hablaba. Acabé por ponerme la música, porque no lo aguantaba más, entre el mareo que tenía, los dolores y encima que me entró hambre... tenía unas ganas de matar a alguien que no eran ni normales, oigan.
Peor; el desayuno que nos trajeron; me dieron dos bolsas, una para mi padre, otra para mí, naturalmente. Pues venga, ríanse: uno de atún y millo con tanta mayonesa en la que exageraron el vinagre y el otro vegetal de zanahoria. Solo le di dos bocados al de atún y millo y me provoqué, así que lo dejé con tal de no potar encima de las hojas del partido, porque todavía me mataban. No me quejé, sin embargo y como seguía sin venir casi nadie, comencé a dar tremendos cabezazos de que me estaba quedando dormida; con todos los presentes riéndose...
A ellos querría yo verlos tras casi toda la noche sin dormir y con la maldita menstruación (Esta Melissandre, no se podía quedar en casa, no, tenía que venir a dar por culo justo ayer, qué puntería tengo, me rió yo de las pelis de Vaqueros en las que les aciertan en el ojo a un mosquito desde tres kilómetros, quinientos metros).

Dada la fatiga que tenía, mi padre me convenció para que me fuera a comprar algo fuera, así que al final me levanté y tiré al Hiperdino más cercano. Joer... cinco vueltas que di por todas las estanterías, con una botella de Lanjarón en las manos, buscando algo decente para hincarle el dente; la mayoría eran cosas con chocolate, tipo Bollycao y esas cosas... al final me resigné y compré un paquete de pan de leche, unas napolitanitas de choco y una caja de Galletas Guanchitos de chocolate blanco. Con las mejillas coloradas (además de por el calor que hacía en la calle, casi me asfixio) de la vergüenza, volví y allí me comí lentamente unos cuantos panecillos, dándome realmente igual cuando entraba alguien para votar y me miraba.

La tarde transcurrió igualmente; no me sorprendió nada que no tuviera ganas de ir al baño en todo el día, sorprendemente se me cortaron las ganas, no sé porqué, aunque eso no quitaba que me siguiera doliendo todo, tuve que levantarme de vez en cuando para estirar el esqueleto, que ya me crujía como una cañería, oigan.

Llegó la noche; recuento. Horrible, oigan, que si nosecuantos para este, nosecuantos para el otro, meimportaunpito cuantos para otro más... en ese punto me alegré que solo votase un 52% de la lista entera, porque si no, seguiríamos allí contando como gilipuertas. Luego a firmar nosecuantos sobres, aquel lugar ya olía a humanidad (un tufo que tumbaría a los zombies) y con que la tripa me estaba matando, y me estaba mareando encima, debido a todo aquel rollo y el maldito agobio del sitio. Cuando por fin nos marchábamos a casa, mi padre tuvo que parar para darle a la chica una copia del censo o nosequé fue y cuando llegamos a casa, derechita que fui al baño, eso sí, tambaleándome escaleras arriba, no se vayan a creer.

Ducha, cena, a la cama... y dormí hasta las 9 de esta mañana, de lo cansada que estaba. Si algo me jode de todo esto, es que lo que hice ayer fue obligatorio, si no obedeces, te viene a buscar la poli a casa por lo visto para que cumplas.

Viva la política, oigan... (se me vuelve a escacharrar el medidor de sarcasmo; a comprar otro)

Eso sí; dudo que hubiera tenido mejor humor incluso sin la regla; porque ayer, derroché mala leche extra con la regla, no se crean. AGH!!!